Los vinos de Galicia más famosos son los de Ribeiro y Albariño, y eso es casi lo único en que se parecen.
Es muy fácil que surjan confusiones y ahora te las vamos a aclarar todas.
¡Empezamos!
La D.O. Ribeiro es una de las más antiguas de España, desde 1.932, tiene una historia fascinante de la que hablaremos después, y está en la zona de Ourense.
El vino de uva Albariño se hace en la costa, en la D.O. Rías Baixas.
Esta pequeña diferencia tiene unas profundas implicaciones: se puede hacer vino con uva Albariño en cualquier lugar del mundo, de hecho ya se está haciendo en lugares como Nueva Zelanda o California, y sin embargo el vino de Ribeiro solo puede ser producido en la D.O. Ribeiro.
A pesar de ello, todo el mundo entiende que el vino Albariño es el que se hace en Galicia en la D.O. Rías Baixas (de momento, quien sabe si llegará a afianzarse en California, y tengamos que hablar en unos años del “Albariñou” jejeje)
Por otro lado, la uva Albariño también tiene tradición de producirse en Portugal, dónde bajo el nombre de Alvarinho se cultiva en la zona norte y se produce el famoso Vinho Verde.
Mapa de la Denominación Origen Ribeiro
Apuntar antes de terminar que en la D.O. Ribeiro la uva estrella es la Treixadura y que hay otras castas blancas autóctonas como la Loureiro o la Torrontés (que es la que se utiliza en Agentina para los vinos blancos).
A pesar de que no hay una distancia grande entre las zonas de cultivo, los climas son radicalmente distintos.
En la zona de O Ribeiro el clima es de tipo continental. Esto es: veranos muy calurosos (se llega con facilidad a los 40ºC con temperaturas por encima de los 30ºC durante semanas) inviernos fríos y gran diferencia de temperatura entre el día y la noche.
Por otro lado, en las Rías Baixas el clima es Atlántico 100%. Con inviernos más suaves con precipitaciones habituales y un alto grado de humedad en el ambiente.
Estas diferencias hacen que se cultiven de forma muy distinta y den lugar a vinos con unas características completamente distintas, como ahora veremos.
Valle de O Ribeiro con las vides plantadas en sus laderas.
A ver, los dos tienen las raíces en la tierra, ¡claro!. Pero lo que queremos decir es que en la D.O. Ribeiro se planta en una vid normal y al Albariño se sube a la parra por dos motivos principales (bueno, en realidad tres)
El clima es la razón principal por la que se emparran las vides de Albariño:
1º Exceso de humedad. Tanto las lluvias como la humedad de los vientos del Atlántico hacen que para una planta tan arbustiva como la vid sea fácil infectarse con hongos. Por eso al elevarse las vides del suelo se favorece la circulación de aire y que ese exceso se evapore con facilidad.
2º El Sol. Para que el vino finalmente se pueda producir es necesario que la uva tenga azúcar. Y para ello es imprescindible que haya sol en abundancia. Y calor.
Por eso se suben a la parra las vides, para facilitar que reciban una dosis extra de luz y calor.
En la zona de Ribeiro no hay tanta humedad y lo que sí hay es sol en abundancia, con lo cual pueden estar a nivel del suelo perfectamente.
Ah! se me olvidaba la tercera razón por la que se emparra…
3º Por la sombra. La vid es una planta tan densa en su follaje que es verano, sentarse a su sombra a tomar un vasito de vino fresco es una auténtica gozada.
Todas estas diferencias terminan produciendo, evidentemente, dos vinos completamente distintos, diferencias de las cuales vamos a hablar ahora.
Si bien es cierto que casi todos los vinos de esta DO tienen un alto porcentaje de Treixadura, en O Ribeiro hay otras variedades de uva, castas blancas autóctonas, como la torrontés o la Loureiro, sin olvidarnos de la Godello, una uva que está claramente al alza.
Generalizando, o mejor podemos decir, agrupando, las características de los vinos, podemos decir que el vino de Ribeiro es un vino con más cuerpo que el que se hace con uva Albariño en Rías Baixas.
Quiere decir que el vino blanco gallego de Ribeiro tiene más persistencia, se “pega” más al paladar que el de uva Albariño, que es un vino más ligero.
Teniendo en común que ninguno de los vinos producidos es dulce, y que los dos resultan frescos y suaves, sí que es cierto que el Albariño es más afrutado que el de O Ribeiro.
El Albariño es un vino más fresco y floral, con un toque inequívoco afrutado que le ha valido ganar muchos premios por todo el mundo.
Tiene éste un toque ácido que le permite envejecer sorprendentemente bien y ganar matices con los años de barrica.
El vino de O Ribeiro, sin llegar a ser un vino seco, sí que tiene unos matices completamente distintos, siendo más astringente (más parecido quizá al Verdejo)
Aquí puedes ver dos racimos, uno de treixadura y otro de albariño. Evidentemente se parecen mucho. Pero son muy distintas en cuanto al vino que produce cada una de ellas.
Siendo los dos vinos blancos, el Albariño es claramente de un color amarillo más pálido (sin que esto afecte a la calidad), desarrollando una coloración más intenso en caso de que se envejezca en barrica.
El vino de O Ribeiro es de un amarillo claramente más intenso, haciendo que el distinguirlos una vez que están servidos sea muy fácil.
Son los dos vinos que provienen de castas silvestres autóctonas, que llevan miles de años de cultivo, si bien en este caso uno destaca sobremanera sobre el otro: el vino de O Ribeiro tiene un lugar único, destacado y casi inigualable en la Historia ¿exagerado? lee y verás…
Empezando por el “principio” el vino de O Ribeiro fue explotado por los romanos, quienes lo convirtieron en uno de los más afamados del Imperio, llegando a regar las mesas y fiestas de los Emperadores durante mucho tiempo.
¿Te imaginas que los Emperadores romanos se tomaran un Ribeiro mientras miraban a los gladiadores?
Posteriormente los ingleses comerciaban con vino de O Ribeiro que la abundante comunidad judía de la zona, sobre todo de Ribadavia, exportaba al norte de Europa, donde era el vino escogido por las clases más pudientes para sus momentos de ocio.
Pero antes, alrededor del año 1.492, sucede el quizá acontecimiento más importante en la historia de este vino.
Y es que uno de los “grandes” misterios de la conquista, era saber qué vino llevaba Cristóbal Colón en sus viajes. Y alguno tenían que llevar puesto que el vino en esa época era considerado un súper alimento, amén de que se necesitaba en la imprescindible eucaristía que como buenos cristianos llevaban a cabo.
Pues, ese misterio sale de las sombras cuando revisando unos legajos del juicio que a Colón le hicieron los propios Reyes Católicos, una investigadora descubre un frase en la que el clérigo gallego que le acompañaba le reprocha a éste que no le diera ‘Un poco de ese buen vino de Ribadavia’ ¡Misterio Resuelto!
¡El primer vino de América era Ribeiro!
Y la verdad es que así podríamos seguir, destacando momento e hitos, pero vamos a acabar con el insigne Alfonso X ‘El Sabio’, quien es sus cantigas de Santa María, acabadas en 1.284, dice en uno de sus versos:
“Assi com’eu beveria boo vino d’Ourense”, ‘Así como yo bebería buen vino de Orense’
Incluso maestros universales de las letras como Lope de Vega o Tirso de Molina versan al vino de Ribeiro en sus obras.
La historia del Albariño no tiene esas letras de oro en la historia, pero ¡quien sabe si podría haber sido de otra manera!
Los monjes del monasterio de Armenteira guardaron durante siglos el secreto de la elaboración del vino, lo aprendieron de los monjes de la orden francesa de Cluny: controlar la fermentación. Afortunadamente, revelan el secreto en los años 60 del siglo pasado a Juan Requena, un profesor del inem destinado allí, que es quien diseña el método que ha hecho que el Albariño sea, en solo unas décadas, uno de los mejores blancos de todo el mundo.
Monasterio de Armenteira. Guardó un secreto durante siglos.
El Albariño es un vino que está marcado e influenciado como ningún otro en el mundo por el Atlántico.
El vino del mar le llaman.
Y es que la salitre del océano que baña las costas se deposita poco a poco, a lo largo del año, en las uvas que serán las que den lugar al vino, lo cual hace que éste tenga un inequívoco toque salino inimitable.
Esa influencia del océano también llega a O Ribeiro y su uva Treixadura dándole un toque de distinción dificilmente igualable.
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